La nanotecnología aplicada al omega-5 facilita su transporte a través de la barrera hematoencefálica. Esta barrera, crucial para proteger el cerebro, también representa un desafío para la entrega eficiente de sustancias terapéuticas. Las nanopartículas permiten una liberación controlada y dirigida en el cerebro, maximizando su efectividad.
Las nanopartículas no solo superan los desafíos de solubilidad, sino que también abren la puerta a un enfoque más eficiente, seguro y dirigido para aprovechar al máximo los beneficios de cada compuesto, en algunos casos hasta 185 veces más.